En principio no ofrecemos SEXO GRATIS, todo era unaestrategia publicitaria.Aunque todo se puede hablar, si dejáis comentarios entrareís directamente en el sorteo de un menage à trois con los redactores del blog

domingo, 20 de febrero de 2011

Curiosidades de la Historia


Es increible la de cosas que uno puede encontrar en wikipedia si le sobra el tiempo. Me hizo tanta gracia que ya no me puse a mirar si era un fake o no, además, ¿a quién le importa? a veces es bonito creer que estas cosas pudieron pasar de verdad
Según wikipedia: "Wu Zetian -que reinó desde el 690 al 705 d. C. y fue la única emperatriz china- haciendo uso de su posición, creó un decreto por el cual todos los dignatarios visitantes deberían rendirle sus respetos realizándole un cunnilingus."
puta ama

martes, 4 de enero de 2011

A propósito de la Ley Antitabaco

Por Eduardo Apariz

Echando un ojo a la Historia de la humanidad , y sin ser necesario un análisis demasiado profuso, podemos inferir que desde siempre ha existido, en todas las civilizaciones, la necesidad, casi perentoria, de señalar, explotar y linchar a un grupo o grupúsculo determinado de invidividuos - bien por rezar al dios equivocado,bien por haber nacido fuera de la metrópolis o bien por ser de otro color-.

Desde los albores de las primeras sociedades, se ha creído que ciertos sujetos se encuentran ubicados en un plano social,moral y ontológico inferior al del resto de miembros de la comunidad. Es como si en el ADN humano estuviese grabada a fuego la necesidad, imperiosa e ineludible, de putear a alguien, de institucionalizar la figura de pelele de paja al que sacudir y hostiar sin miramientos. Los griegos, muy culturetas y finolis ellos, también lo hacían. Pioneros en muchas cosas buenas, los helenos crecieron económica y socialmente ,en parte, gracias a la esclavitud. Los "doulos" - término que se utilizaba para designar a aquellos que carecían de libertad- eran un bien más, un útil que se podía vender, comprar y alquilar; estos esclavos poseían los mismo derechos que podían tener un buey, una gallina o un botijo.
Algo similar ocurria en la Roma imperial. Los romanos -verdaderos inventores de la mini-skirt- no veían claro eso de alimentar a sus leones con whiskas, ellos eran más de servirles cristianos y esclavos bien aderezados. Debió de ser por esto, que la Inquisición - ya en la Edad Media- se propuso liquidar, de manera implacable y furibunda, a todo aquél que se le pasó por delante de las narices; al que se identificaba como hereje se le calentaba la oreja. Las brujas también eran perseguidas, las muy desdichadas se lo tenían que pensar dos veces antes de salir de casa a por algún brote de mandrágora. Tan en serio se tomó, la Santa Inquisición, su particular cruzada contra las embrujadas que en 1740 un juez francés mandó ejecutar a una vaca por ejercer la magia negra.

Maestro en vilipendiar y masacrar gente era el bueno de Adolf. Bajo el paragüas del racismo científico -doctrina que establece un correlato entre lo físico y lo moral; esto es, hay razas mejor preparadas bilógicamente para ser virtuosas que otras- Hitler arguyó que los buenos, los que molaban , eran los arios y que los tontos de la clase debían de ser,por fuerza, los judíos.El resto de la historia ya la conocemos todos...

Igual de reprobables son el antisemitismo de la Alemania nazi y el racismo de los EEUU de los sesenta. Aunque los norteamericanos siempre se han jactado de ser poco menos que los abanderados de las libertades individuales, lo cierto es que tradicionalmente siempre ha existido un cierto recelo - por no decir: odio lacerante- hacia los negros llegados como esclavos allá por el siglo XVII.
Hoy, en el año 2011, en España, los negros están bien vistos: Will Smith es un tío de puta madre y acoger a un niño saharaui durante el período estival es de gente progre. Los gays copan el star-system televisivo y la sociedad hace tiempo que ha asumido la homosexualidad como lo que es, desechando definitivamente prejuicios cavernícolas y fobias estúpidas.Así pues, ¿a quién odiar? ¿A quién hacerle la puñeta? La respuesta nos la ha dado el gobierno con la nueva ley antitabaco:" Marginemos a los fumadores".

Al heroinómano o al cocacinómano se le mira con condescendencia, es un pobre hombre, un enfermo descerebrado; el tabacómano es un cabrón , plenamente consciente, que "jode sus pulmones y los míos". Lejos queda aquella época de propaganda hollywoodiense en la que Audrey fumaba graciosa y elegante, aquellos tiempos en los que Don Vito Corleone enarbolaba un puro humeante y marrón.
El error de bulto considero que es obviar un dato plenamente objetivo: los fumadores conforman un tercio de la población total del país. En base a esto, considero que la cantidad de espacios destinados a fumadores debería estar cercana a esa proporción - un tercio- , o eso sería, en principio, lo más democrático.El conflicto está servido cuando nos percatamos de que la realidad es bien distinta, la nueva ley no cede a la población fumadora ni la milésima parte de espacio que a priori le correspondería. Con esto lo que se está logrando es oprimir la voluntad de un gran número de adultos para escoger por sí mismos el fumar o no fumar.

De suma hipocresía es el caso de los EEUU, uno de los países que más ha luchado contra el tabaquismo y que sin embargo se negó en rotundo a firmar el protocolo de Kyoto. ¿ Quiere decir esto que los dirigentes dan por buena la inhalación, no consciente, de gases procedentes de centrales nucleares y demás residuos, pero en cambio, sí ven censurable la inhalación voluntaria de nicotina? Lo dicho, un ejercicio de hiprocresía brutal.

La obsesión gubernamental por protegernos de nosotros mismos considero que dispara, de manera incuestionable, contra la línea de flotación de nuestras libertades individuales. Si en el pasado la sociedad se movía en función a lo dispuesto por los estamentos clericales, en la actualidad, son los médicos los que han que adoptado esa posición de poder. Antes la Iglesia dictaba y definía lo que estaba bien y lo que estaba mal, decretos siempre subordinados a la moral cristiana. Hoy en día ocurre algo parecido pero con la Medicina, con el pretexto de que esto es saludable y aquello no, se están perpetrando verdaderas calamidades contra las libertades del ciudadano.

Por último, me gustaría hacer una reflexión sobre las drogas. Quiero apuntar, como así hace el insigne Antonio Escohotado, que éstas no son ni buenas, ni malas, son espíritus neutros. Somos nosotros, las personas, los que hacemos un uso adecuado, o no, de ellas. Esta afirmación seguramente levantaría algún que otro sarpullido a la madre de un toxicómano, pero no por ser un aserto doloroso e incómodo pierde un ápice de verdad. La satanización de las drogas y el prohibicionismo ofrecen al joven desorientado -o al adulto- una coartada: " Soy así por culpa de las drogas, he fracasado por culpa de las drogas". Lo que obvian muchos es que la drogadicción es sólo la punta del iceberg bajo el que subyacen otros muchos problemas: padres incompetentes, desempleo, falta de objetivos, depresión y ,sobre todo, la incapacidad para manejar las riendas de tu propia vida.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

¿primero se es o se existe?

¿primero se es o se existe?
Escribí esa pregunta porque no era capaz de diferenciar ambos términos. Sus conceptos eran idénticos en un principio.
Pero como suele pasar, definir algo acaba por convertirse en una de las mejores soluciones.
Comencé por definir el concepto de existir, pero irónicamente descubrí que acabó por convertirse en el concepto más difícil.
Es existir es la facultad necesaria de todo ente o cosa, sea física o metafísica.
Al principio escribí que algo puede existir por sí mismo sin necesidad de ser conocido, pero solo existiría lícitamente cuando sea conocido.
Pero esto me llevó a pensar que estaba equivocado ya que si algo existía pero no era conocido, entonces habría que hablar de semi-existencia.
Así que acabé por decidir que si algo existe, lo hace por si mismo, sin necesidad de otra cosa, y que ser conocido es algo secundario y circunstancial.
Después de esto pasé a definir el ser, sobre el que escribí que era la identidad de algo existente simplemente.
El conjunto de los caracteres, características, posibilidades, circunstancias, entorno, historia, etc… de algo que conforma el lugar, el momento y el modo de algo.
Razoné que nada puede ser por si mismo a priori sin existir, porque el hecho de reconocer la esencia de algo significa inevitablemente otorgar la cualidad de existente a algo.
En conclusión, si era un problema de lingüística que se acabó con un par de definiciones, pero dejó un para de cosas destacables.
En primer lugar una frase: existo, por tanto, soy. Solo con existir ya soy, sin embargo, no soy si no existo.
Existo, luego soy.
Otra frase es sobre la propia esencia.
Si soy algo, entonces soy posibilidad, circunstancia y voluntad, luego puedo ser multitud de seres.
Por último, apareció durante la definición de la existencia la duda de si una idea (lo más metafísico que puede haber, ya que no nos referimos a ellas como conjunto de neurotransmisores ni cargas bioeléctricas, sino como concepto abstracto)puede o no existir.los conceptos generales o las Ideas. Otorgar la cualidad de existencia a una idea puede llevarme a concluir que tal vez la metafísica exista y no sea tan loca. Una idea surge a partir de una existencia real: nosotros concebimos la idea de amor a partir de lo que oímos, vemos, sentimos y percibimos.
Nosotros concebimos la idea de esperanza de las posibilidades que razonamos, del miedo que sintamos, etc…
Por tanto, una idea no es una existencia en si, sino un subproducto creado por nuestra mente racional que juega con ella, que surge de una existencia empírica, o en su defecto, lógica.
Una semi-existencia no del todo desechable, pero sólo un concepto técnico que nos ahorra tiempo y sesos.
Una idea existe realmente, a la vez que tiene esencia, eso queda claro, al menos para mi, si se piensa en un par de ejemplos, pero seguramente la existencia de una idea no sea la misma que la de una piedra o un hombre.  

martes, 21 de diciembre de 2010

Parte del libro

Hubo un edificio en cuya última planta solo había un enorme y estrecho pasillo, de baldosas en el suelo y paredes blancas, sin ventanas, iluminado con bombillas viejas llenas de polvo, donde el aire olía a viejo y donde a uno se le erizaban los pelos de la piel sin saber muy bien el porqué.
En uno de los dos extremos de aquel raro pasillo había un hombre. Uno de tantos que se encuentran mientras se pasea por la calle distraído, uno que no se retendría en la retina nada más que un segundo, de edad indefinida, con corte de pelo indiferente y vestido sobriamente, que miraba fijamente hacia el otro extremo de aquel pasillo… donde solo había una puerta.
Nadie sabe que había detrás de esa puerta excepto ese hombre, el mismo hombre que ahora estaba sudando, que sentía ansiedad y al que le temblaban las piernas. La puerta parecía hacerse más grande y oscura por momentos, ocupando todo el pasillo, que a su vez se volvía más tenebroso y asfixiante.
La puerta se hacía tan grande que parecía respirar, y lo hacía tan fuerte que aquel hombre notaba como le robaba el aire de sus pulmones y que a cada inspiración le ardían más los pulmones.
La puerta palpitaba en el cerebro de aquel hombre, porque detrás de ella estaba lo que el propio hombre había colocado.
Solo él lo sabía, y lo recordaba perfectamente, como lo había colocado en medio de la sala  que había detrás del pasillo, como cerró la puerta y se dirigió a la salida, pero de repente se pregunto “¿y si pasara algo?”
Y allí calló en su juego, el inocente juego del Y si.
Mientras seguía dirigiéndose a la salida, empezó a imaginar lo que podría suceder, aquello que apenas tenía posibilidad de que ocurriese, pero que nadie podía desmentir. Una posibilidad, poco posible, pero terrible y angustiosa, le vino a la cabeza. Y le hizo sentir miedo. Enseguida vino otra, igual de improbable pero aún más horrible. Y luego otra, y otra más.
Y pensando en estas posibilidades, se paró, y lentamente se dio la media vuelta, y miró fijamente a aquella puerta.
Y empezó a sudar, a darse cuenta de lo que podía suceder.
No solo lo que era ajeno a su voluntad, sino lo que él mismo podía hacer. Todo lo que podía suceder.
Él había dejado detrás de aquella puerta lo que él perfectamente sabía que era, y sin embargo, a pesar de saber perfectamente lo que pasaba, le angustiaba cada vez más. Le empezaba a dar miedo.
Le daba miedo de que lo que había allí dentro le provocaba, y lo que aún podía provocarle. Y pensarlo le paralizaba, le angustiaba. Sentía nauseas.
No podía moverse. En realidad podía, pero el miedo se lo impedía, y en el fondo de su ser llegaba a pensar que en realidad aunque pudiese ni siquiera querría, y saber que su naturaleza le inclinaba a no moverse le angustiaba todavía más.
Y mientras miraba aquella puerta, que continuaba creciendo y aspirándolo todo dentro de su cabeza, el hombre se sentía cada vez más enfermo, menos hombre y más cosa. Deseaba que todo terminase, que todo acabase de una manera u otra, y fuese al fin libre, de una manera u otra…
Pero ser libre…ser libre implicaba encontrarse solo consigo mismo, y ya sabía que él mismo, su propia naturaleza, le era desagradable, o como mínimo contraria.
No, ya ni siquiera se podía acabar. Estaba encerrado, de cualquiera de las posibilidades estaba encerrado. Solo podía morir.
¿Pero y si al final morir no implicaba desaparecer? ¿Y si al final de todo resultaba que efectivamente había otra vida? Entonces tampoco habría descanso porque su naturaleza, él mismo, seguiría estando ahí. Y aunque no lo hubiese, seguía estando ahí esa posibilidad.
No podía escapar.
Estaba ahí encerrado.
Él, el pasillo, y detrás de aquel pasillo, aquel osito de peluche.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Pienso que...

...lo bueno del amor es que te sirve para saber como eres. Si eres un mierda, te acabaras portando como un mierda con tu pareja, si eres una excelente persona serás un tipo majísimo con la chica con la que estés y si no tienes control sobre tu vida poco control tendrás sobre tu relación, por mucho que te importe.